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Recientemente, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) alertó al Capitolio sobre el uso de aeronaves no tripuladas en el espacio aéreo de México. Estos drones, que habitualmente se emplean en misiones antiterroristas en lugares como Somalia y Yemen, están ahora siendo utilizados en el monitoreo de los cárteles mexicanos. Esta revelación fue publicada por CNN, citando fuentes oficiales, y ha generado gran preocupación sobre las actividades de inteligencia y la soberanía del país vecino.
El Pentágono ya realiza misiones de vigilancia en la frontera entre Estados Unidos y México, pero la CIA también está llevando a cabo operaciones similares en el espacio aéreo mexicano. Estas misiones están dirigidas a recopilar información sobre los grupos criminales que operan en la región. El uso de drones por parte de la CIA no es nuevo, ya que estos dispositivos han sido esenciales en las operaciones contra organizaciones terroristas internacionales, como al Qaeda y el Estado Islámico (ISIS).
Los drones utilizados por la CIA son herramientas sofisticadas que permiten ataques de precisión remotos, lo que ha sido clave en las operaciones antiterroristas en el Medio Oriente. Sin embargo, su presencia en México plantea interrogantes sobre las implicaciones legales y diplomáticas de estas acciones, especialmente cuando se trata de un país soberano. Las autoridades mexicanas no han sido informadas de manera oficial sobre estas misiones, lo que genera tensiones sobre la transparencia y la cooperación internacional en temas de seguridad.
La situación también pone de manifiesto el creciente conflicto entre los esfuerzos de Estados Unidos por frenar el tráfico de drogas y la violencia generada por los cárteles mexicanos, y la necesidad de México de proteger su soberanía frente a la intervención extranjera. Mientras ambos países luchan contra el crimen organizado, surge un debate sobre el equilibrio entre la colaboración en materia de seguridad y el respeto a las leyes nacionales.
