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Con el Carnaval de Río de Janeiro a la vuelta de la esquina, la ciudad se encuentra en medio de una ola de calor imparable que ha disparado las temperaturas por encima de los 40 grados centígrados. La famosa ciudad brasileña, conocida por sus playas soleadas y vibrantes festivales, está sufriendo un clima abrasador que tiene a los habitantes y turistas en alerta. El calor intenso no solo afecta la vida cotidiana, sino que también pone a prueba la capacidad de la ciudad para mantener el orden y la seguridad durante uno de los eventos más grandes del mundo.
La situación se agrava por las advertencias emitidas por las autoridades municipales, que han establecido un nivel de alerta inédito: el cuarto de los cinco niveles de calor, una medida que nunca antes había sido alcanzada en la ciudad. Con una población de más de seis millones de personas, Río de Janeiro se enfrenta a un desafío monumental. Los riesgos de golpes de calor, deshidratación y enfermedades relacionadas con las altas temperaturas están aumentando, lo que ha obligado a las autoridades locales a tomar medidas urgentes para mitigar los efectos.
Lo más preocupante es que las previsiones climáticas apuntan a que este será el «verano más caliente de los últimos años». Los expertos señalan que el cambio climático es un factor crucial que está llevando a las ciudades de Brasil, como Río de Janeiro, a enfrentar condiciones meteorológicas extremas. Las altas temperaturas no solo son un inconveniente para los residentes, sino que también ponen en peligro la infraestructura urbana, la seguridad pública y los recursos de salud.
Para reducir el riesgo de accidentes durante el intenso calor, los expertos sugieren varias medidas preventivas. Es fundamental aumentar la ingesta de agua, frutas y verduras para mantenerse hidratado y nutrido. Además, se recomienda vestir ropa ligera y de colores claros, evitar el consumo de bebidas alcohólicas—especialmente durante el Carnaval, cuando los excesos son comunes—y protegerse del sol, evitando su exposición directa entre las 10:00 y las 16:00 horas. También es aconsejable reducir la actividad al aire libre, permanecer en lugares frescos y ventilados, y comer cada tres horas, asegurándose de que los alimentos se conserven adecuadamente. Por último, no olvidar aplicar protector solar para evitar quemaduras y proteger la piel.
