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El 20 de marzo de 2025, a las 09:01 horas UT (03:01 horas, tiempo del centro de México), se recibió el esperado equinoccio de primavera, un evento astronómico de gran significado. Este fenómeno señala el inicio oficial de la primavera en el hemisferio norte, un momento en el que la duración del día y la noche se iguala, debido a la alineación del Sol con el ecuador terrestre. Durante este día, la luz solar alcanza una distribución equitativa entre ambos hemisferios, lo que nos recuerda el delicado balance de la naturaleza y su influencia sobre nuestro entorno.
La palabra «equinoccio» proviene del latín aequinoctium, que significa “noche igual”, haciendo referencia a la armonía entre las horas de luz y oscuridad que se experimentan en este fenómeno. El equinoccio de primavera, que ocurre en marzo, marca la transición hacia días más largos y temperaturas más cálidas, dando inicio a la temporada de crecimiento de plantas y flores. Este fenómeno, que ocurre también en septiembre con la llegada del otoño en el hemisferio norte, es un recordatorio anual de los ciclos naturales que rigen la vida en la Tierra.
La razón de este fenómeno tiene que ver con la inclinación del eje terrestre, aproximadamente de 23.5 grados. Esta inclinación hace que, a lo largo del año, diferentes partes del planeta reciban diferentes cantidades de luz solar. Aunque en la primavera la Tierra está más alejada del Sol, la inclinación del planeta favorece al hemisferio norte, provocando temperaturas más cálidas. A medida que avanzamos hacia el solsticio de verano, los días seguirán alargándose hasta alcanzar su máximo esplendor en junio, cuando el día más largo del año se celebra en el hemisferio norte.
Más allá de su valor astronómico, el equinoccio de primavera también tiene una profunda conexión con diversas culturas. Un ejemplo destacado es la civilización maya, que estudiaba con precisión estos fenómenos y los integraba en su arquitectura, como es el caso de la pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá. Durante el equinoccio, se puede ver el fascinante juego de luces y sombras que simula la silueta de una serpiente descendiendo por la escalinata de la pirámide. Este evento también marca el renacer de la naturaleza, con los campos reverdeciendo, las temperaturas ascendiendo y los ecosistemas cobrando nueva vida, invitándonos a reflexionar sobre los ciclos de la Tierra y la importancia de cuidar nuestro planeta frente al cambio climático.